Continúan las riadas de batas blancas por las
calles de Madrid. Las protestas ante el nuevo mapa sanitario expuesto por
Ignacio González no cesan y se cuentan por miles los trabajadores de la sanidad
que salen a reivindicar una sanidad pública para todos los ciudadanos. Se
cumple ya la tercera semana de huelgas y manifestaciones pero el Presidente de
la Comunidad de Madrid no está dispuesto a ceder. La Sanidad se muere y no
parece que tenga cura.
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La huelga indefinida del personal médico madrileño
continúa mientras el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González,
afirma que la puerta está abierta a la negociación, aunque no está
dispuesto a ceder pues hace tan sólo unos días se negaba en rotundo a dar un
paso atrás ya que según sus palabras, los recortes en sanidad se hacen “para
preservar el resto de cosas buenas de la Comunidad”.
Desde que el 1 de noviembre se aprobasen los
Presupuesto Generales para 2013 y se asentase el euro por receta, la sanidad ha
recibido otro mazazo como nunca en España, según los planes expuestos por
Ignacio González, no quedará ningún hospital en Madrid de gestión plenamente
pública. Esta medida ha conmocionado al personal sanitario que se ve
con un pie en la calle, y a todos los ciudadanos que consideran ya en un
segundo plano aquel mediático “euro por receta” ante la posibilidad de la asistencia médica reducida a un negocio.
“Tu salud no
es un negocio”, “Tu centro de salud en venta” son dos de las pancartas que
cuelgan en las paredes del Centro de Salud Las Calesas, en el distrito
Moscardó, Usera. // María García Aguado
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Pocos días después de que saltase la noticia, la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid
(AFEM) puso en marcha un plan de actuación para protestar contra estas
medidas, organizando así a los miles de trabajadores de la sanidad pública que
ya comenzaban a elucubrar planes de actuación aislados. Los actos propuestos
por la AFEM, y secundados por el personal, consisten en manifestaciones
pacíficas, encierros en los centros sanitarios, pancartas en los centros
de salud, actos de llamada de atención, como el famoso flashmob en diferentes centros, y la información
al ciudadano y organización de servicios mínimos,
garantizando así la atención al paciente pero manteniendo informada a la
población.
El seguimiento de la huelga ha sido sin igual
en este gremio, según la AFEM, un promedio del 75%, según Sanidad, en estos
últimos días sólo un 23%. Nunca se había visto una marea blanca como la que
llevamos viviendo tres semanas, miles de trabajadores en las calles unidos bajo
el grito de “la sanidad no se vende, se defiende”. Y es que la
medida acordada por el ejecutivo madrileño es más profunda de lo que parece,
según la AFEM, el Plan de Sostenibilidad de la Sanidad supone el despido de
miles de trabajadores y la reducción de la asistencia pública al mínimo,
pues los centros que no se privaticen por completo, tendrán alguna de sus áreas
bajo el control de una empresa privada. El problema viene de la necesidad de
rentabilidad de esas empresas, según la AFEM, a costa del paciente, pues
buscarán sacarle el mayor rendimiento económico a los tratamientos; y mientras,
las listas de espera de los pocos centros públicos estarán desbordadas
para todos aquellos que no se puedan permitir las "exigencias" de la privada.
Encierro
nocturno en el Centro de Salud Las Calesas, distrito Moscardó, Usera.// María
García Aguado
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Frente a estas reivindicaciones, el consejero de
Sanidad madrileño, Javier Fernández-Lasquetty califica de mentirosos
a aquellos que dicen que se privatiza pues “no es privatizar, lo que hacemos
es externalizar la gestión” y, en una entrevista a un diario
nacional, afirma que hay que ahorrar y eso empieza por reducir los
incentivos a los médicos, los cuales “nacieron para incentivar o premiar
el trabajo de excelencia y que se convirtieron muy inmediatamente en
complementos lineales e iguales para todos”. Así justifica las
medidas empleadas. Frente a estas palabras, manifestantes del Ramón y Cajal
aprovecharon un momento distendido en la recepción del acto del Día de la
Constitución para pedir que se les escuche porque quieren aportar ideas de
ahorro sin tener que llegar a estos extremos, González prometió entonces
“iniciar un diálogo con los médicos”. En definitiva, no parece haber acuerdo a
la vista, pues ni siquiera los altos mandos de la sanidad parecen caminar en
una misma dirección, mientras Fernández-Lasquetty afirma rotundo que “no hay
negociación posible”, González hace esa promesa.
A pesar de los datos de Sanidad, siguen contándose
por miles los que secundan la huelga y los que se manifiestan. Aunque por
cada día de huelga el sueldo del profesional sanitario se vea seriamente
perjudicado, la crisis no impide que continúen en su lucha y que la marea
blanca siga inundando las calles reivindicando sanidad pública gratuita para
los ciudadanos.
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